domingo, 3 de marzo de 2013

CAMBIO DE GÉNERO. Cuando lo que vemos no es lo que parece ser



Por Jessica Paola Fierro

El tema que voy a tratar a lo largo de este artículo es el cambio de género o mejor dicho, la transexualidad, la cual está introduciéndose más en la cotidianidad. Según American Psychologycal Association (APA), la transexualidad se encontraba  en la categoría de  trastornos de identidad sexual, ahora el manual lo conserva como “disforia de género”, pero muchas personas piensan que hace parte de un nuevo género, “el tercer género”, por otra parte algunos piensan que una persona transexual, es una persona gay, o que es lo mismo que un travesti, lo cual no es así, un travesti es aquel que se viste o le gusta lucir como mujer, un  transexual es aquel que hace tratamientos para cambiar su género, se operan sus genitales, bien sea hombre o mujer, incluyendo las mamas, o inyectándose testosterona en el caso de la mujer. Como decía al principio, esto se está viendo cada día más en la cotidianidad, ya que la ciencia cada vez crese  más y más y nos da la oportunidad de hacer cosas increíbles en nuestros cuerpos, tanto así que nos da la oportunidad de cambiar de hombre a mujer y viceversa, y aquí entra una pregunta simple y sencilla:

¿Por qué la sociedad debe aceptar el cambio de género de hombre y mujeres si la ciencia lo permite?

La sociedad opina que la transexualidad es una enfermedad no normal, para la sociedad ser normal sería ser heterosexual, pero para mí normal es que al menos nos atraiga alguien, aunque hay personas que toda su vida se la han pasado solos, y eso lo respeto, pero en algún momento les ha llamado la atención alguna persona, algo que debería considerarse una enfermedad  sería estar con más de una persona a la vez, si fuese así, ya sería una epidemia mundial, pero no es así, es considerado una “falta de fuerza de voluntad”. La transexualidad es un derecho existencial, es el derecho a la libre expresión, cada persona es dueño de sí mismo, de su cuerpo, la sociedad cree poder mandar en el cuerpo de todos  cada uno de las personas que la conforman.

Además es importante señalar que, los transexuales son sumamente desdichados en el sexo que se les ha asignado, las personas transexuales a lo largo de los años han sido invisibilizados y se les encajona dentro del grupo de los homosexuales, travestís o lesbianas, muchos transexuales han sufrido una profunda marginación, sobre todo por parte de la comunidad Homosexual, Bisexual y Lésbica. Su proceso de salir del armario es semejante al de homosexuales, lesbianas y bisexuales, y pueden traer la pérdida del apoyo de la familia, amistades y el empleo.

La discriminación contra los transexuales es extrema, incluso mayor para las mujeres transexuales por querer pertenecer a un grupo que la sociedad históricamente ha discriminado.El camino de los transexuales resulta largo, difícil y tortuoso, pues ninguna sociedad todavía está preparada para integrarles en su seno, sin traumas. Antes de la operación, muchos transexuales se odian a sí mismos, viven constantemente con la sensación de estar atrapados en un cuerpo que no es el suyo. Los que deciden cambiarse de sexo han de luchar contra una falta de comprensión generalizada.

Un ejemplo concreto seria Amanda Lepore, la cual es una modelo e ícono transexual estadounidense, fue la imagen publicitaria para varias marcas de ropa, y la musa del fotógrafo David LaChapolle, actuó en la película Party Monster.       

Otro caso concreto de transexualidad es el caso de Thomas Beatie, “el primer hombre en embarazo” mantuvo sus órganos reproductivos femeninos al convertiste legalmente en hombre, ya que su esposa no podía tener bebes, el decidió tenerlo, esto no fue muy bien visto en la sociedad, ya que muchos no se podían imaginar a una mujer convertida en hombre, y mucho menos que este quedara embarazado, esto fue polémica durante todo su embarazo, y aun lo sigue siendo, pues aunque pase muchos años este es y será “el primer hombre embarazado”.

Los transexuales, antes de los tratamientos son actores en la vida real, viven actuando un papel que no les corresponde, para el cual no están preparados, ya que ellos sienten estar en un cuerpo ajeno, un cuerpo no propio de si, ellos tienen que aprender sus líneas y actuar su parte, palabras y conductas que están ajenas a su naturaleza, les son forzadas en razón a su apariencia física.

Casualmente, como todo actor que mantiene un rol en una actuación de larga trayectoria, ellos aprenden a manejar su papel. Aprenden a recitar las líneas, seguir las direcciones del escenario, y ser hombres o mujeres muy convincentes sin necesidad de tener ni que pensar en ello; el problema está en cuando dejan el escenario, cuando se quedan solos consigo mismos, y saben que ese papel no es el indicado para sí mismos. Ellos saben quiénes son en realidad. No desean otra cosa que ser ellos mismos, pero no se pueden quitar los vestuarios y disfraces y llevar una vida normal, ya que los disfraces son en realidad sus propios cuerpos; ese papel muchos lo viven hasta la muerte, pues no todos tienen la posibilidad de los tratamientos, aquellos afortunados que pudieron dejar ese “disfraz”, dicen sentirse en un cuerpo propio, se sienten felices de poder estar con ellos mismos.

Antes de los tratamientos, estando solos se sentían con un extraño el lado, el cual desconocen, y no quieren tenerlo cerca, pero no lo pueden evitar, pues ese extraño es el cuerpo mismo.

Los transexuales son sometidos a un tratamiento psicológico, antes de la reasignación de sexo, no para convencerlos de abandonar la idea de estar en otro cuerpo, sino para que estén seguros de lo que piensan hacer. Un travesti mal aconsejado, quien es normalmente feliz con el rol del sexo asignado, pero que tiene la obligación de sentirse en el rol de otro sexo, puede ser muy infeliz con la reasignación de sexo permanente, ya que después de la reasignado de género, no se puede revertir; siendo el caso de la mujer pasando a hombre, dejando el tratamiento de testosterona por un tiempo o para siempre, ya no vuele a ser la misma, pues no todo la testosterona se pierde.
Cada quien debería ser dueño de sus propias decisiones, ni la sociedad ni el estado puede mandar en las convicciones de las personas, cada quien decide que hacer con su vida y salud, lo substancial es que no se conciba daño a él ni le conciba daño a los demás. Un transexual no es una mala persona, como piensan muchos transfobicos, desde mi punto de vista y de muchos transexuales, un transexual, es una persona atrapado en un cuerpo que no les pertenece.

Las personas transexuales, hoy en día, se encuentran en una situación que queda muy bien definida por lo que, en su día, dijo Yliana Sánchez: “El verdadero problema del transexual, hoy, no es que esté atrapado en un cuerpo equivocado. El verdadero problema del transexual, hoy, es que está atrapado en una mentalidad social equivocada”.

Si la decisión de reasignarse de sexo es consistente, debería ser respetada. El transexual, como es lógico,  busca métodos con los que  mejorar su vida y solucionar en medida de lo posible la cantidad de problemas que le ocasiona este conflicto. La reasignación de sexo permite a los pacientes ser ellos mismos viviendo en el rol de género que se corresponde con su identidad sexual.

Cuando uno conoce a un transexual, está conociendo a la persona que sabe cómo amarse, sabe cómo valorarse y como resultado, sabe cómo amar y valorar a otros. ¿Cuántas personas “normales” pueden demostrar esta distinción? 

Y ya para acabar, me gustaría hacer un último llamado de atención a esto: los transexuales que desgraciadamente no tienen acceso a la operación, por diversas razones, no deberían ser consideradas menos mujeres o menos hombres; esto debería ser una lucha colectiva en la cual todas y todos colaboremos en el rompimiento de los estereotipos y a la vez ayudar a la conciencia social, es un reto el crear espacios de discusión más profunda con relación a este tema, dentro de la comunidad Homosexual, Bisexual, Lesbiana y dentro de nuestra población Transexual.






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